Ánimo, que ya sólo nos quedan éste y tres principios más. Cuando hayamos terminado con las siete leyes universales del Kybalión, podrás considerarte un entendido en metafísica. Al menos ya no te sentirás tan extraño cuando alguien hable de los principios de vibración, correspondencia, mentalismo, etc. Hoy nos toca estudiar la cuarta ley de Hermes: el principio de polaridad. Esta ley se resume así: Todo es doble, todo tiene dos polos”. Si lo piensas fríamente podrás comprobar que es cierto, pues en la naturaleza todo tiene su par de opuestos. Cuando elegimos venir a
El Kybalión afirma que los opuestos son idénticos, pues son iguales en naturaleza: sólo difieren en grados. Por ejemplo, si hablamos de dos personas, una mala y otra buena, en el fondo estamos hablando de lo mismo, pero con distintos grados de manifestación. Igual sucede cuando decimos que es fácil pasar del amor/odio. La diferencia estriba en la graduación del amor. Hagamos lo posible por encontrar la armonía, el punto medio entre los polos, para así comprender la unidad que existe en el Universo. La diferencia que percibimos entre los polos opuestos no es real. Nadie es tan bueno ni tan malo como parece, ni nada es tan bello u horrible como creemos.
Hemos dicho anteriormente que todo tiene su par de opuestos, y es cierto, pero con una excepción: el amor universal. Seguramente tú me dirás ahora que sí existe el opuesto del amor, y se llama odio. Tienes razón, pero en este caso tú te estás refiriendo al amor romántico, si me permites que lo llame así. Pero el Amor con mayúsculas, el verdadero e incondicional, no tiene opuestos. Si lo tiene ya no es Amor. Cuando uno dice que ama pero lo hace con condiciones, exigiendo contrapartidas, eso no es amor auténtico. Será otra cosa, pero en ningún caso Amor.
En nuestro universo todo tiene un movimiento circular cíclico. Por eso si hoy estás viviendo una situación extrema que te desagrada y te causa dolor, es decir, si estás ubicado en uno de los polos y decides revertir dicha situación, lo primero que tendrás que hacer será crear la energía de la polaridad opuesta. Por ejemplo, igual que el calor neutraliza el frío, el amor hace lo propio con el odio.
Uno de nuestros objetivos en el viaje terrenal debe ser dejar de percibir los opuestos, pues como he dicho anteriormente, son pura ilusión. Debemos de suprimir de nuestra mente la idea de las polaridades y así lograr lo que se denomina armonización de los opuestos. Otra cosa que debemos de aprender mediante el principio de polaridad es que nadie está en posesión de la verdad absoluta. Todos tenemos nuestra cuota de verdad pues la verdad, como dijo Aristóteles de la virtud, se encuentra en el término medio. El fanatismo, el radicalismo, el extremismo, siempre van a impedir nuestra evolución espiritual.
Y si hablamos del tiempo, la aplicación correcta del principio de polaridad nos ayudará a vivir el momento presente, que en realidad es el único que existe. La inmensa mayoría de nosotros vivimos en el pasado contaminando así nuestro futuro. Sin embargo, un metafísico genuino vive en el futuro y lo trae al presente, pues se concentra en lo que desea lograr como si ya fuera una realidad ahora mismo. Por tanto debemos vivir siempre en el presente, sí, pero concentrados en nuestras metas para atraerlas energéticamente y así hacerlas realidad.
2 COMENTARIOS:
Fernando Solera:
He leído su blog. Me gusta y le sugiero que ponga un enlace a Voto en Blanco.
Un cordial saludo.
F. Rubiales
Es cierto que el amor es la base de todo, el amor incondicional, pero a veces resulta tan difícil llevarlo hasta ese extremo ... Siempre aparecen por enmedio los egoísmos personales, los condicionantes, y en ese momento todo se te va al traste. No obstante considero que es la más hermosa tarea en que podemos empeñarnos en nuestras vidas. Cuando todo es caos, es lo único que queda. Al menos tenemos ese consuelo. TANA
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