La soledad del genio : Verdad, Bondad y Belleza

viernes, 2 de noviembre de 2007

La soledad del genio

En su infancia son felicitados por sus excelentes notas, suscitando a partes iguales envidias de sus compañeros y aplausos de sus profesores. Son como los demás críos de su edad, con ansias de juegos y diversión, de ponerse el tazón de leche por montera. Pero demasiado pronto descubren que los Reyes Magos son los padres, y que la vida no es como la soñaron en tantas tardes de lluvia, junto a su leal amigo imaginario. Esa portentosa imaginación, entonces, surcaba los cielos estrellados de las infinitas galaxias, cuando ellos todavía se sentían queridos. Volar era posible, pues en su vocabulario vital aún no habían irrumpido palabras como miedo o rechazo. Mientras, a los preocupados padres, les tranquilizaban con el diagnóstico de que el único problema del niño consistía en que era muy inteligente, por eso coleccionaba dieces como otros sellos.

Al llegar a la adolescencia, el superdotado comienza a sentir algo que no puede ni se atreve a explicar, pues no quiere seguir fomentando su imagen de rara avis, de inadaptado social. Él se sabe distinto. Ni mejor ni peor que los demás, simplemente distinto. Quizá es su portentosa inteligencia, su extraordinaria sensibilidad, su capacidad para ver un poco más allá. No lo sabría asegurar. Lo que sí sabe es que sólo tiene dos opciones: atentar contra su propia naturaleza saboteándose, optando por ser el más ciego entre los ciegos y así poder sobrevivir, o seguir siendo él mismo aun a riesgo de ser invisible para un mundo al que ama, pese a no ser correspondido. Desgraciadamente, la gran mayoría se decantan por la primera opción, pues las presiones sociales y familiares son demasiado fuertes como para atreverse a ser una isla en un océano competitivo que no entienden, porque las zancadillas, los peloteos y las envidias nunca formaron parte del universo del talento.

Siempre se dijo que es muy fina la línea que separa la genialidad de la locura pero, ¿cómo no van a volverse locos quienes sabiendo que pueden aportar tanto, son maltratados por una sociedad que rechaza todo aquello que no comprende? Ellos podrían escribir las mejores líneas para la historia de un país que, sistemáticamente, ha repudiado a muchos de sus mejores talentos. Esas dos Españas necias, ruines, envidiosas, que siempre disfrutaron más con la derrota ajena que con el éxito propio. A Soledad, a Mercedes, a Nicolás y a tantos otros superdotados de este reportaje, sólo les queda intentar recuperar la seriedad con que jugaban de niños, que decía Nietzsche, cuando todavía eran ellos mismos. Probablemente ésa sea la única fórmula para alcanzar su felicidad, aunque tengan que seguir jugando solos. Los locos de este lado siempre estaremos en deuda con ellos.

4 COMENTARIOS:

admin dijo...

Muy bien expresado. Buen artículo.

noel leandro dijo...

no soy un genio, pero fui buen estudiante y muy callado jejeje, eso que dices amigo me hiso feliz, sabes por que? por que ese articulo es una realidad, lo mejor que he leido, el genio sufre como dice schopenhauer, sufre y sufrira siempre, nosotros los maltratamos.

Anónimo dijo...

Me identifico plenamente con todo lo que dices, con el agravante de ser mujer, no agravante para mí pero sí en general para una sociedad que es moderna de palabra en muchas ocasiones, no de hechos.
Desde hace mucho me sé distinta, como tú bien dices ni mejor ni peor, distinta. En general no he tenido la suerte de rodearme o encontrar a las personas adecuadas. Cuando destaco por algo siempre hay alguien que va a machacarme con lo cual se acrecienta en mí el miedo que me hace retroceder y no expresarme socialmente y sí recluirme cada vez más en la soledad. España es un país de mediocres envidiosos donde el talento efectivamente es una amenaza que hay que destruir.

Saludos.

Unknown dijo...

Tengo 15 anos y no soy ningún genio, pero, mientras leía este texto se me ponia la piel de gallina, yo tambien he detectado talentos en mi que nadie ha detectado o entendido o bien si los han detectado han intentado tanto ocultarlos como destruirlos y esto me corroe, me pone histerico porque no puede ser que los mediocres destruyan los talentos de los no tan mediocres porque asi no se puede avanzar de ninguna manera es rediculo destruir los talentos de la gente con talento