“Todo tiene su principio masculino y femenino”. Así comienza el séptimo y último principio universal del Kybalión. Esta ley está íntimamente ligada a la creatividad. Para crear algo nuevo, es necesario que las energías masculina y femenina estén equilibradas. Este principio universal no hay que confundirlo con el sexo, pues en realidad todos tenemos energías de ambas clases. El ying y el yang simbolizan la deseable armonía entre lo masculino y lo femenino. La parte negra o ying es la femenina y la parte blanca o yang es la masculina. La energía ying es receptiva, creativa, imaginativa y pasiva. La energía yang, por contra, es dinámica, activa, agresiva y donante.
Como la energía tiende a complementarse, solemos atraer a nuestras vidas personas con la polaridad que nos falta. Las parejas que mejor funcionan son aquéllas cuyos miembros son muy diferentes entre sí, pero que sin embargo se complementan a la perfección. En cambio, matrimonios compuestos por dos personas de caracteres muy similares, suelen estar abocados al divorcio. De ahí que inicialmente solamos sentirnos atraídos por gente muy diferente a nosotros. Por ejemplo un tímido siempre sentirá fascinación por las personas extravertidas, y viceversa. Solemos buscar, en definitiva, aquello de lo que carecemos.
El miedo es la parte negativa de la energía ying, mientras que la ira es la manifestación negativa de la energía yang. De ambas podemos decir que es más beneficiosa la segunda que el primero, pues la ira nos induce a la acción, mientras que el miedo nos paraliza. Entre hacer y no hacer siempre es preferible hacer, pues aunque salga mal siempre tendremos la experiencia. Hay mucha gente muy válida que, inmovilizada por el temor, pierde grandes oportunidades en la vida. Si esas personas optasen por actuar, independientemente del resultado final, se sentirían mucho mejor que atenazadas por el miedo.
Por último, posiblemente quieras saber cuál es tu función aquí, para qué has venido a este mundo. “¿Qué debo hacer con mi vida?” es una pregunta que te habrás hecho muy a menudo, sobre todo en momentos de desesperación. La respuesta es muy sencilla: persigue tu felicidad. Así es, persigue sólo aquellas metas que te hagan feliz. Dedica tu vida a todo aquello que te llene completamente, a actividades que te conecten con lo eterno pues te hacen perder la noción del tiempo. Tu misión en la vida es cualquiera que te haga feliz. Si en cambio dedicas tu existencia terrenal a un trabajo deprimente que aborreces, entonces estarás alejándote de lo que
1 COMENTARIOS:
Dentro del desastre de sociedad que tenemos y, sobre todo, mirando lo que desearía hacer con mi vida y que no he conseguido todavía, me voy a aplicar a la tarea que recomiendas. Voy a desearlo y a visualizarlo con intensidad, diariamente, en la espera y confianza de poder lograrlo finalmente. Muchas gracias.
TANA
Publicar un comentario