El tocomocho culinario : Verdad, Bondad y Belleza

martes, 13 de marzo de 2007

El tocomocho culinario

Uno, que es de costumbres tradicionales pues mora en el Madrid castizo, jamás ha atracado en alguna de las paradisíacas islas del paladar que tanto furor causan entre los más ilustrados de nuestra sociedad. Quizá será porque a mí tampoco me guste ser atracado. ¿Qué tendrán esos cocineros para estar todo el día en boca de los intelectuales de la moda, cuando lo que debería de estar es su comida?. Desconozco si mi proverbial cobardía me permitirá arriesgarme a gastar en una comida doscientos euros y luego salir con hambre. Idiota que debe de ser uno, pues incluso podría cometer el sacrilegio de creer que estos Leonardos con mandil me han podido estafar.

Estoy absolutamente convencido de que las generalizaciones son injustas, y de que la inmensa mayoría de esos cocineros galácticos se preocupan de algo más que del márketing, supongo. No voy a citar nombres de aquellos cocineros que a mí, siempre desde una distancia prudencial, me han parecido unos cantamañanas, pues insisto en que nunca me he atrevido a pasar por sus restaurantes ni por sus cajas. Lo que sí puedo confesarte es que yo jamás sería crítico culinario de la guía Michelín, que tanta fama les ha otorgado, pues mi conciencia no soportaría tantas depresiones y suicidios por mi culpa. No obstante voy a permitirme citar dos restaurantes de tierras humildes, Ávila y Teruel, donde he comido de maravilla a precios muy asequibles, aunque creo que no aparecen en esa guía, ni falta que les hace. Uno se llama Casa Mariano, y ésta en esa pequeña sucursal del paraíso junto a la Sierra de Gredos llamada El Tiemblo. Sus carnes y sus legumbres son de campeonato. El otro está en Calamocha, tierra famosa por sus sublimes jamones, y se llama Asador Arturo, donde la carta no necesita traducción y se come opíparamente.

Si te has fijado, uno se llama Mariano y el otro Arturo, nombres muy poco internacionales. Así jamás podrán llegar lejos entre la crème de la crème. Lo suyo sería bautizarlos (eso sí, empleando Vichy Catalán) con un nombre francés o cualquier otro extranjero. Por ejemplo, si un restaurante se llama Comidas Paco, quedaría mucho más bonito llamarlo Françoise’s, dónde va a parar. Pero si nos encabezonamos y queremos que tenga nombre con aroma cañí, lo óptimo es emplear uno que no se entienda, porque de hacerlo pierde toda la magia. También sugiero la posibilidad de jugar al Scrabble e intentar formar palabras que parezcan francófonas, que más da que existan, si lo importante es que suenen muy fashion a la hora de contar dónde has comido. Pero el caso es que yo, que debo de ser un purista triste y rancio, siempre me quedaré con las comidas de los fogones de toda la vida. Las obras de arte en platos de postre a cien euros la unidad, las dejo para la legión de paladines que atesora esta nueva cocina. Yo me quedo con el arte intemporal de los trileros en el Rastro mientras me como un bocata de calamares.

8 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

Estupendo el artículo. Tan divertido e hilarante como la mayoría de los que escribe este señor. A mí, que soy de buen yantar, me parece totalmente cierto todo lo que dice. Ya vale de nouvelle cuisine y tontadas así, que lo único que hacen es quitarnos todos los recuerdos de la exquisita, sabrosa, económica y sencilla cocina de nuestras abuelas. TANA.

Anónimo dijo...

A mí todos estos cocineros de diseño que pululan por ahi me sacan de mis casillas.He ido con amiguetes a alguno de ellos en mi ciudady lo que te dan se transparenta en el plato. Ademas te cobran un ojo de la cara. El articulo me ha hecho reir mucho- PIRULO15

Anónimo dijo...

En Avila he comido yo los mejores manjares de este mundo. Soy de esas tierras y podría promocionar su cocina hasta hartarme. Solo la carne ya es una delicia y la saben cocinar como en ninguna otra parte. Le animo a que se venga por alli y prueve a comer los platos tipicos. Un saludo

Anónimo dijo...

Me he reido con lo que escriben aqui. YO cuando veo un sitio donde te ponen escaseces, me voy. No soporto la cocina de diseño. Saludos

Anónimo dijo...

Entre el otro dia en Menéame a ver tu articulo y tomé nota de tu blog. Me gusta como escribes. Lo haces bien y de coña que es lo que mola. Es que hay algunos tan aburridos! Pienso seguir entrando a tu blog porque me divierte. Saludos - Pirulo15

2 x 2 = 4 dijo...

Pues yo creo que, de vez en cuando, un capricho culinario es muy sano. No creo que una cena de cuatro platos y dos postres valga 50€, pero es lo que cuesta. ¡Qué le vamos a hacer!

A mí me gusta, cada dos o tres meses, ir a uno de estos restaurantes donde el nombre de cada plato ocupa tres líneas en la carta. ¿Me están timando? Dicen que "sarna con gusto no pica". La comida está muy buena. Me considero un cocinero aceptable, pero me veo incapaz de preparar lo que hacen en esos restaurantes. Pago fuera por lo que no puedo tener en casa. Y por eso me merece la pena.

Y otra cosa. Nunca me he quedado con hambre. Lo que hay que hacer es pedir un menú de degustación, donde las raciones son un poco más pequeñas, pero hay más platos, es más difícil cagarla al escoger el plato y terminas comiendo mucho más.

Saludos.

PD - Buen blog ;-)

Anónimo dijo...

Está claro que la cocina "rimbombante" de precios caros y producto escaso está hecha para gente con pelas. Más que comida, sería degustación, prueban como sabe el "aire de naranja" o chuminadas semejantes y aparte tienen dinero para pagarlo tranquilamente. Luego irán a comer en condiciones, lo que se dice COMER, no degustar. Además, teniendo en cuenta que hay mucho nuevo rico, pues se farda mucho diciendo que se ha comido en "Francoise", como suele ser difícil conseguir mesa y tal... ainsss, que país...

Anónimo dijo...

Me ha encantado el artículo. Siempre he creido que el críticar las cosas sin conocerlas es un rasgo que denota inteligencia.