Antiguamente, en un día de viento como el que hoy azota la Península, hubiésemos visto por Madrid cientos de boinas volando, convirtiendo su cielo en un poderosa exhibición aérea del cubrecabezas patrio por antonomasia. Lo triste es que, aunque esta ciudad sigue teniendo una espectacular concentración de paletos por kilómetro cuadrado (y a mucha honra), nos hemos ido modernizando y ahora llevamos gorritos con un bumerán, mayormente comprados en los chinos. Pero ahora no quiero hablar del actual desprecio al birrete por antonomasia del pensamiento popular español, aunque quizá otro día glosemos sus excelencias. Hoy lo que nos reúne en torno a esta esquina del ciberespacio es la boina de mierda madrileña. Sé que no ha quedado fino, pero como aquí estamos entre amigos y además es su denominación popular, me permito la ordinariez.
Cualquiera que viva en las afueras, y aunque éstas estén ya prácticamente en Arcos de Jalón, puede constatar a diario que sobre los tejados de la capital tenemos una gigantesca boina de un color entre grisáceo y marrón. Desde dentro es imposible verla bien, pues al igual que los árboles no nos dejan ver el bosque, los humos no nos dejan ver la boina. Es todo un espectáculo ver esa cúpula gravitante sobre el cielo de Madrid, que se torna azulada sólo en puentes, Semanas Santas, vacaciones y demás fiestas de guardar. Desgraciadamente esa boina de polución tiene efectos devastadores para la salud, especialmente la de los sectores más débiles de la población: los niños y los ancianos. Sin embargo tanto la Comunidad como el Ayuntamiento de Madrid no dejan de lobotomizarnos con su publicidad institucional, como por ejemplo la que está ilustrada con fotos antiguas bajo el lema “¿Qué pasaría si nunca pasara nada?”. Yo en cambio propongo un eslogan alternativo: “¿Qué pasaría si dejara de haber zanjas?”.
El otro día leí en el blog Ciudadano M del diario EL MUNDO a una mujer que, ‘gracias’ a las obras públicas favorables al vehículo privado, había dejado de usar el transporte público. Y es que la apuesta tan descarada por el coche desde la Administración municipal, está provocando que sean cada vez más los reacios a moverse en transporte público. Es decir, que los dirigentes madrileños están promoviendo obras favorables al incremento del tráfico en Madrid, aunque la boina que tengamos sobre nuestras cabezas esté reventando nuestros pulmones. Un dato demoledor: las obras de la M-30 han multiplicado la contaminación por diez. Eso sí, los parquímetros, los rádares en túneles y las obras faraónicas están reventando las arcas municipales y los bolsillos de algunos. Especialmente los del alcalde, pues por ley él solito se embolsa un 2% del presupuesto de las obras públicas. ¿Sabes cuánto puede suponer el 2% del de la M-30? Muchísimos millones de euros, ya te lo digo yo. Ojalá algún día todos nos despojemos de nuestra boina particular, ésa que llevamos calada hasta los ojos. Mientras, dejemos que el viento nos libere hoy, aunque sea sólo por unas horas, de esta colosal boina de mierda que pagamos entre todos.
4 COMENTARIOS:
Y mientras, nadie recicla nada. Ahora, el ayuntamiento hace publicidad para que la gente utilice los debidos contenedores, pero que si quieres. ¿Como va a seguir el ciudadano los consejos del ayuntamiento menos ecologista de esta nación llamada España
Yo, más que boina de mierda, la llamaría cataclismo medioambiental. Y la gente dale que te pego al coche.
Estamos destrozando el medio ambiente, y algunos se forran los bolsillos por ello. Más valdría luchar por una calidad de vida superior y dejarnos de tanto coche y tantos humos. Tana.
Este articulo si me gusta. En El Mundo digital han puesto un blog, Natura, donde los artículos son muy sosos. Podias escribir en el, aunque supongo que estará super controlado el acceso a los escritores y solo les publicarán a los de pata negra. Si escribieran articulos como este, seguro que los leia mas gente - Pirulo15
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