Metafísica para principiantes (XIII): Principio de correspondencia : Verdad, Bondad y Belleza

martes, 19 de junio de 2007

Metafísica para principiantes (XIII): Principio de correspondencia

El pasado martes hablamos de la primera de las leyes universales, la del mentalismo. Con esa ley aprendimos la importancia de cambiar de creencias, básicamente mediante la palabra, la imagen y la sensación. Constatamos que el cambio de creencias acaba provocando un cambio en tu vida. El segundo principio universal que nos enseñó Hermes en el Kybalión es el principio de correspondencia. Hoy vamos a continuar con esta segunda ley, que tiene como lema “Como arriba es abajo, como abajo es arriba”. También se podría decir “Como adentro es afuera, como afuera es adentro”. Este principio viene a revelarnos que todo está relacionado, y si lo comprendemos bien hallaremos la llave para evitar seguir atrayendo a la misma clase de personas, el mismo tipo de situaciones, experiencias, etc.

En el Universo todo se corresponde entre sí. Todo. Como ya hemos aprendido en capítulos anteriores de esta serie titulada Metafísica para principiantes, todos nosotros estamos interconectados con todo cuanto nos rodea. De hecho, una de las enseñanzas de este segundo principio o ley, es que las experiencias buenas que tenemos se corresponden con nuestras mejores pautas mentales. Las malas, en cambio, se corresponden con nuestras creencias más negativas. Veamos un par de ejemplos a continuación, uno sobre el amor y otro sobre el trabajo, para comprender mejor esta segunda ley del Kybalión.

Hay mucha gente desafortunada en el amor. Sus relaciones terminan antes de haber comenzado. Van de fracaso en fracaso, y en ocasiones acaban necesitando agacharse para pasar por las puertas. Y en el terreno laboral, quién no ha sufrido a un jefe inepto, inútil como un mechero sin gas. Jefes, además, con los que hemos tenido enfrentamientos durísimos. Son personas que tienen la peculiar virtud de sacar lo peor de nosotros mismos. Tanto en el ejemplo sentimental como en el laboral, nosotros somos los responsables de esas experiencias. Sí, lo somos, aunque nos hayamos pasado la vida culpando al otro de nuestros fracasos de pareja, asumiendo el papel de víctimas; e igualmente se podría decir de los conflictos laborales, en los que siempre hemos acabado echándole la culpa al monolito a la incompetencia que tenemos por jefe. Si seguimos actuando así nos estaremos equivocando, demostrando a su vez que se nos resiste el principio de la correspondencia.

Nosotros somos los responsables de nuestras vidas. Y cuanto antes lo asumamos, mejor. Si sufrimos una y otra vez experiencias que nos desesperan, lo primero que debemos hacer es reflexionar. Nada sucede por casualidad. Debemos descubrir los patrones mentales que provocan que siempre acabemos viviendo las mismas situaciones. Volviendo al ejemplo de la parcela sentimental, si una persona fracasa sistemáticamente en el amor, seguramente es porque tiene una autoestima muy baja. Si se quiere muy poco a sí misma, ¿cómo puede pretender que los demás la quieran? Si empieza a quererse, a respetarse, a cuidarse como es debido, el Universo le corresponderá. Recuerda que somos los responsables de lo que nos ocurre, como te intenta explicar este principio de correspondencia. Así que deja ya de culpar a los demás o a la mala suerte.

3 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

Es un poco difícil seguir los consejos que das. Creer que el inútil y cernícalo de tu jefe, después de jorobarte y amargarte la vida a base de bien, lo haga porque en el fondo eres tú quien lo atrae, me resulta muy duro de aceptar. No dudo que puede ser así, pero a veces, en lugar de intentar encontrar el motivo por el cual estoy atrayendo eso, le daría un martillazo en la cabeza a semejante energúmeno. Así de claro. TANA

Anónimo dijo...

No dudo que sea así, pero es difícil asumir que las desgracias vienen de tu propia mano. Es muy duro aceptarlo.
Profesor Sibelius

Anónimo dijo...

MUY BUENO EL ARTICULO, PERO NO ME QUEDO CLARO QUE LINEAS SEGUIR PARA CAMBIAR ESA SITUACION