España es el país con la mayor tasa de cocainómanos del mundo, superando a Estados Unidos . Somos el Estado con mayor tasa de divorcios de la Unión Europea, a una media de dieciséis por hora . También somos líderes europeos en operaciones de cirugía estética, con un 8% de las intervenciones que se realizan a nivel mundial. Arsa.
En los tiempos en que Manolo Escobar popularizó la tan patriótica tonadilla que da título a mi estreno en El País, en España fumábamos Celtas, el divorcio gracias al doblaje no existía ni en las películas de Ava Gardner, y en materia de cirugía las parturientas eran atendidas en los pueblos por Dios y el veterinario de la Seguridad Social. Hay que ver cómo hemos progresado. Da gusto ser español.
¿A qué se puede deber que ahora arrasemos en esas tres estadísticas para mayor orgullo patrio? A mi juicio, no puede ser fruto del caprichoso azar que seamos líderes en las tres clasificaciones. Probablemente puedan estar más interrelacionadas de lo que parece. Quizá tras el divorcio uno de los cónyuges se pudo dar a la farlopa, y en plena euforia decidió alargarse el pene o ponerse unas tetas nuevas, indistintamente de su sexo. O todo pudo comenzar con una operación de cirugía estética espectacular, para lograr un miembro de medio metro o unas tetas de metro y medio, que le hizo salirse de la raya entrando en un círculo festero poco recomendable, para acabar con su pareja pidiéndole el divorcio y el rosario de su madre. O quién sabe si fue una inocente dosis, no seas cagao, la causante de que le pusieran las maletas en el portal, vía ventana, tras lo cual decidió cambiar de imagen para que no le reconocieran los grandes hermanos de su vecindario.
¿Dónde quedó esa España, tierra del amor, que nos cantaba Manolo Escobar? ¿En el lavabo de un antro, en un quirófano sin desinfectar ni cirujano titulado, o a la puerta del juzgado donde el año pasado le juraste amor eterno? Ya dijo el Guerra, Alfonso, que no la iba a conocer ni la madre que la parió. Muy pronto los toros pasarán a mejor vida de manera natural, y no como hasta ahora “para morir en la plaza”. Y es que en la España de hoy incluso tenemos sedaciones masivas, aunque todavía no han llegado a los toros, al menos oficialmente.
Avergonzado debo confesar que nunca me he drogado, ni para escribir este artículo,y que lo único que he fumado en mi vida fueron algunas infumables clases de la universidad. Tampoco me he divorciado, porque tras cuatro años y medio sigo enamorado de mi mujer. Y ni siquiera he pasado por el quirófano para instalarme un miembro de última generación. ¿Seré un buen español?
1 COMENTARIOS:
Me parece alucinante que estemos a la cabeza en el consumo de cocaína. Lo de los divorcios ya es una moda muy extendida en todos los países europeos aunque, en éste nuestro, pienso que la diferencia radica en la liberalización que ha tenido en los últimos tiempos y con el último gobierno. Lo de la cirugia estética ya es auténtica aberración y estupidez. TANA
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