Ayer, la mera presencia de un torero que regresaba a los ruedos tras cinco años, provocó dos llenos: uno, el de la monumental de Barcelona tras más de veinte años; el otro, el de los aledaños de la plaza entre manifestantes y su inseparable policía. Y es que taurinos y antitaurinos se dieron cita para mayor promoción de esa corrida de toros. Corrida en la que, por cierto, José Tomás se llevó tres orejas y abrió la puerta grande. Lo digo por si queda alguien que todavía no se haya enterado, que lo dudo.
Pero lo relevante para un detractor de las corridas de toros como yo, es la politización del movimiento antitaurino en Cataluña. Para mí está fuera de toda duda que la tauromaquia es un espectáculo de inigualable vileza, pues consiste en la vejación de un animal hasta darle muerte, por mucha plasticidad que tenga para sus incondicionales. Pero no es menos cierto que desde que gobierna el tripartito progresista PSC-ERC-IC, los amantes del arte de cuchares son tratados como apestados. Hasta tal punto llega el delirio nacionalista, que pretendieron prohibir, infructuosamente, los souvenirs de toros en las tiendas de Las Ramblas. No vaya a ser que los señores guiris se piensen que somos españoles.
Hoy en Cataluña están de moda Ferrán Adrià y perseguir lo español. Empezaron por el propio idioma, y ahora van a acabar con las corridas de toros. Y hablo de perseguir, porque no se puede calificar de otra forma, tras ver que los espectadores de la corrida de ayer tuvieron que acceder a la plaza gracias a un cordón policial. Desde Madrid, más conocida como la capital del estado español, se intuye sin embargo que buena parte de la sociedad catalana está muy desencantada con su casta política. Basta ver la altísima abstención de su electorado. Pero existe otro porcentaje nada desdeñable de fanáticos, azuzados por mesías liberadores de la oprimida patria catalana. Y ojo, porque estos sujetos ya tienen mucho peligro, mucho más que cien corridas de toros. Son energúmenos que persiguen al español en las aulas, al PP y a Ciudadanos de Cataluña en campaña electoral, y ahora a quienes se declaran taurinos. ¿Cómo pueden tener luego la cara de defender los derechos de los animales, los mismos que persiguen a quienes no piensan como ellos?
En fin, que se empezó por el idioma, el español, multando incluso a quienes osasen rotular sus comercios en tan abyecta lengua, y como por fin lo están exterminando, ahora le toca el turno a las corridas de toros. Y cuando los taurinos acaben renunciando a su derecho a asistir a una corrida, por temor a ser marcados verbalmente o a pedradas, puede que le toque el turno al jamón. ¿Serán capaces, por simple delirio nacionalista, de sustituirlo por el de york en su tradicional pan con tomate? Todo puede ser, pues para su desgracia ayer además ganó la liga el Madrid de Capello quien, por cierto, estaría encantado de llevarse todos los jamones a Italia.
lunes, 18 de junio de 2007
El ruedo catalán
Escrito por Fernando Solera en 9:12:00 p. m.
Etiquetas: antitaurino, cataluña, José Tomás, toros
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2 COMENTARIOS:
hola amigo pasando a saludarte desde mi palmera venezolana
Capello sí que sabe lo bueno que tiene España, entre otras cosas el jamón y aunque servidora no sea especialmente defensora de tan exquisito manjar. El caso es que, con toros o sin ellos, en Cataluña se busca lo mismo que en el País Vasco: dar la nota, llamar la atención y que, de esa forma, todo el país y parte del extranjero los tenga en cuenta y los vea como una "nación" aparte. Nada más. TANA
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