Menores sin ley : Verdad, Bondad y Belleza

lunes, 9 de abril de 2007

Menores sin ley

Los niños de cuando entonces veíamos los sábados por la tarde películas del oeste donde aprendíamos que, en una ciudad sin ley, siempre gana el más fuerte. Normalmente el sheriff solía ser un personaje barrigón y corrupto, un Julián Muñoz tejano, vendido al terrateniente más poderoso. Solían acabar con duelos al sol en los que normalmente ganaban los buenos, eso sí, después de pasarlas de a metro debido a una justicia ciega de dólares y alcohol. Ahora contamos nuestra pobreza en euros, que valen más que los dólares, y determinadas leyes parecen estar confeccionadas y aprobadas bajo los efectos del etanol. Dos de ellas son la del menor y la de violencia de género.

Una combinación perversa de ambas normas, ha permitido que una adolescente alicantina haya denunciado a su padre por malos tratos. El imperdonable delito de este hombre ha sido azotar a su hija con una zapatilla de andar por casa, porque ella con muy malas maneras se negaba a atender a su hermano de tres años. Un juez ha condenado a este padre a casi cuatro meses de cárcel y quince de alejamiento de su hija. Si levantaran la cabeza Don Pantuflo y Doña Jaimita Zapatilla, padres de Zipi y Zape, hoy serían encarcelados por Mortadelo y Filemón. El problema radica en que esta bronca familiar ha sido considerada violencia de género, pues se ha valorado como una agresión de un hombre a una mujer, con el agravante de que la hija tiene dieciséis años y por tanto es menor de edad. ¿Se hubiese dictado la misma sentencia si los sexos hubiesen sido justo al revés?

Por supuesto que no. Si un chico de dieciséis años acude a comisaría a denunciar que su madre lo maltrata porque le ha golpeado con la zapatilla, no le hubiesen hecho ni puñetero caso; es más, se hubiesen reído en su granosa jeta, así de claro. Incluso posiblemente hubiese bastado conque la chica denunciante hubiese sido azotada por su madre y no por su padre, para que la hubiesen mandado a paseo. La ley de violencia de género está trayendo consigo estas aberraciones. Un hombre, por el mero hecho de serlo, es culpable de antemano, careciendo de la elemental presunción de inocencia. Así que ya sabes, si tienes un hijo díscolo, y más aún si es una hija, gracias a la aplicación de la ley que según el feminista Pazatero va a acabar con la violencia de género (pero las cifras lo desmienten permanentemente), sólo las madres pueden dar zapatillazos a sus retoños.

Esta ley está dejando a las mujeres el campo expedito para ejercer impunemente la violencia, física o psicológica, especialmente contra su marido, pues por ser hombre algo habrá hecho. Si a esto le añadimos que la ley del menor ha permitido que quienes todavía no tienen derecho al voto sin embargo lo tengan a asesinar casi gratis, nos encontramos ante un panorama desolador protagonizado por menores sin escrúpulos y sin ley. Los alumnos propinan palizas a profesores indefensos (porque si se les ocurre defenderse van derechitos a la trena) y no precisamente con zapatillas de andar por casa; adolescentes y niños que someten a acoso escolar a otros compañeros, tanto psicológico como físico; hijos que denuncian a sus padres (no a las madres) por darles un azote en el culo; menores coleccionistas de carteras ajenas en el centro de las grandes capitales sin que la policía pueda hacer nada...

Los niños que fuimos contemplamos estupefactos cómo muchos de los actuales se han convertido en unos malvados forajidos, versión de plasma de aquéllos que campaban a sus anchas por OK Corral. La universidad del pueblo, o sea, la televisión, está alumbrando esta nueva generación de clones iletrados, hedonistas, conflictivos y violentos. Hoy ya las niñas no quieren ser princesas, les basta con ser Belén Esteban.

7 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

Es realmente vergonzos esta noticia, que creo salió la pasada semana en los medios. Si yo tuviese que denunciar a mi madre por los zapatillazos que me dio, hubiese acabado en la cárcel la pobre. Me parecen aberrantes los extremos a los que está llegando la mal llamada justicia. Quieren encubrirlo todo bajo la violencia de género, cuando sólo es una absoluta y total incompetencia para manejar debidamente los asuntos que requieren una férrea y estricta aplicación de la ley. TANA.

Anónimo dijo...

Bueno, no exageres... Típico de los hombres de quejarse por cualquier cosa, sin acatar las leyes. Primero: estás prejuzgando, algo impropio de alguien que se pretende con "espíritu periodístico" como es tu caso. No sabes exactamente en qué consistió ese llamado "zapatillazo", ni si había circunstancias agravantes, ni si el padre era una cabrón redomado que la había emprendido con la hija en anteriores ocasiones,... No sabes nada porque no estuviste allí. Y los medios no dan toda la información, es más últimamemente, están siendo bastante manipulados y llevados por cahavalines de la ESO que no saben distinguir una vocal de una consonante. Para una vez que los hombres se llevan la peor parte (en aplicación de la ley), os soliviantáis. Pues recordada cuántos siglos de maltrato y tortura han sufrido las mujeres a manos de los hombres, que quedaron luego impunes. Lo que más te molesta no es que un padre haya pegado a su hija, sino que el padre ha sido acusado de violencia mde género. Hipócrita y llorica.

Anónimo dijo...

A esa persona que escribe que el autor del artículo es un hipócrita y llorica porque sólo critica que un padre haya sido acusado de violencia de género, le diría yo que se mire su ombligo. Si es o ha sido una mujer maltratada, está en su mano denunciar. Me gustaría saber cuántas veces lo ha hecho si ha sufrido violencia de género. Mucho quejarse las mujeres de lo mal que se les ha tratado a lo largo de la historia, pero jamás han tenido arrestos para plantar cara como hace falta. Y todo porque no sabían cómo iban a sobrevivir económicamente, nada más. Menos ampararse ahora en la mal elaborada ley que regula la violencia de género, porque es una absoluta patraña que sólo defiende a quien no lo necesita, desamparando a muchos y muchas que pierden sus derechos ante gente como la persona que ha escrito semejante comentario. Seguro que esta persona, al igual que muchas otras, utiliza el engaño y el embuste para que dicha ley le premie la caradura y mala fe que emplean con su cónyuge, pareja o personas cercanas. Profesor Sibelius.

Fernando Solera dijo...

A TANA: Gracias por tus aportaciones, son siempre bienvenidas. Celebro verte a menudo por aquí.

A anónimo: ¿opinarías igual sobre la sentencia si hubiese sido la madre, y no el padre, la persona condenada?

A Profesor Sibelius: Totalmente de acuerdo. Obviamente todos estamos en contra de la violencia, pero también en contra de los demenciales abusos amparados por esta ley inconstitucional.

Anónimo dijo...

a mi me parece excesivo lo que ha dictado el juez... es una pasada y al final pagan justos por pecadores ...

Anónimo dijo...

Mi padre nos ha currado a mis hermanos y a mi, pero nunca pense en denunciarlo. Eramos unos animales y al final la pagabamos. Jamas pense en denunciarlo. Pirulo15

Fernando Solera dijo...

A Pirulo15: Hombre, siempre hay un término medio. Yo estoy en contra de la violencia, y creo que hay que denunciarla. Pero también es cierto que los hijos tienen que saber lo que es la disciplina, porque de lo contrario pueden acabar muy mal.