Tomadura de pelo : Verdad, Bondad y Belleza

miércoles, 9 de mayo de 2007

Tomadura de pelo

Aunque ya estamos de regreso, te advierto de que sólo lo celebro por volver a estar en contacto contigo, pues de buena gana seguiría a dos mil kilómetros de aquí, en Lanzarote. La experiencia que he vivido en esa afortunada isla ha reforzado mucho más mi idea de marcharme de la ciudad que me vio nacer. Como bien sabes yo reniego de Madrid, activamente pero sin pancarta, como supongo que hará cualquiera que viva en una gran capital y sepa que, contra lo que muchos piensan, no atamos los perros con longanizas. Tráfico, gente, polución, caos, contratos basura, vida cara, gente, vivienda desorbitada, más gente... He vuelto a esta ciudad hace escasamente veinticuatro horas y ya estoy deseando marcharme de aquí. Si vives en Madrid, Barcelona o alguna otra ciudad similar, comprenderás bien lo que te escribo desde este caos de ruido y contaminación, y mutuamente nos acompañaremos en el sentimiento.

Es cierto que vivir en una isla tiene muchos inconvenientes, sobre todo derivados de su alejamiento de la península. Pero no lo es menos que prácticamente es el único sitio donde nos podemos refugiar quienes no soportamos ser concursantes de un Humor amarillo con acento castizo. Para mí la calidad de vida comienza por la tranquilidad y el contacto con algo más que atascos y multitudes. Son dos condiciones innegociables que, por desgracia, apenas se pueden hallar hoy en esta enladrillada España nuestra. Yo, que soy un enamorado del mar, veo cada vez más difícil encontrar unos metros de costa que no hayan sido urbanizados por los caciques locales. Quizá por eso me ha fascinado Lanzarote, donde está prohibido construir cualquier tipo de edificio superior a tres alturas. Y mientras aquí Esperanza Aguirre acaba de anunciar que prohibirá por ley que se puedan construir en la Comunidad de Madrid más de cuatro alturas.

Como ya no queda suelo urbanizable y Madrid parece una réplica en color del camarote de los hermanos Marx, la presente y futura presidenta se nos ha descolgado con ese brindis al sol que sonrojaría a un niño de cinco años. Ahora que esta capital se ha convertido en un monstruo descontrolado que nos devora, la señora presidenta nos anuncia solemnemente que sólo va a permitir la construcción de edificios de cuatro plantas. En el fondo es una cachonda, pues dicha medida sólo va a ser aplicable a aquellos suelos que todavía sean rústicos, es decir, no va a tener efectos retroactivos sobre el actual plan urbanístico que tan ricos está haciendo a unos cuantos amiguetes. Así que si eres uno de los alumnos aventajados que está acabando la licenciatura en la academia del Pocero, date prisa. Paga lo que haga falta para que te recalifiquen el erial de tu proyecto fin de carrera, antes de que Esperanza te impida hacerte multimillonario en cuatro días construyendo tu urbanización de veinte plantas de altura.

Por si no fuera lo suficientemente indigno vivir en estas condiciones, me entero de que los madrileños somos los terceros más rápidos del mundo, sólo superados, y por escasas centésimas, por los ciudadanos de Singapur y Copenhague. Lo más gracioso del estudio es que se concluye que como sigamos así acabaremos llegando antes de salir. Y que conste que no estamos hablando de deportistas de elite, sino de ciudadanos de toda condición, desde ejecutivos liofilizados a ancianas que entran al tobillo con el carro de la compra. En cambio en Canarias, yo creo que porque el reloj va retrasado una hora, uno vive con la sensación de que dispone de más tiempo para hacer los recados. Quizá por todo ello, y como buen madrileño de laboratorio que soy, acabaré marchándome antes de regresar, que ya lo anuncia el citado estudio. Esta tomadura de pelo ya no hay quien la aguante.

3 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

Bienvenido, querido articulista. Echaba yo de menos sus diarios ensayos filosóficos sobre el devenir de nuestra cotidianeidad en este destrozado país que es España. Envidio la mordacidad de su pluma y la crítica sin mesura de todo lo criticable, pues a menudo me he sentido tentado de plasmar, como usted y también por escrito, los negros pensamientos que me invaden cuando veo cómo funciona nuestra nación. Le alabo también en el gusto de emigrar a Canarias o a las Antípodas para alejarse del caos que debe ser su ciudad. Vaya por delante mi total adhesión a su propuesta. (Por cierto, le sugeriría que quitase el DE de la primera frase que ha escrito, LE ADVIERTO DE QUE ...)
Profesor Sibelius

Fernando Solera dijo...

Muchas gracias por su respuesta, Profesor Sibelius. En cuanto a su sugerencia, la verdad es que no sé qué hacer. Me he estado informando y hay opiniones para todos los gustos. Debo de confesarle que en un primer momento lo escribí sin la preposición, pero al final lo cambié. Aquí le dejo dos enlaces al respecto en los que no se ponen de acuerdo.

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Dequeísmo

Anónimo dijo...

Encontrar un remanso de paz y un poco de cordura, tranquilidad y bienestar en medio de la locura de una gran capital como Madrid es un auténtico sueño. Yo también he estado en Canarias y lo cierto es que me dejó tan buen sabor de boca que no me importaría vivir allí. Si pudiese, ahora mismo me marcharía. TANA